Últimamente se ha dado un gran crecimiento en los mercados de la medicina preventiva y anti-envejecimiento, así como la inversión de mucho tiempo y dinero para dedicarse a investigar el desgaste provocado por vivir, respirar y comer. Esta actividad incesante arroja el estrés sobre cada una de las células del cuerpo, y cada célula debe responder, o sufrir daños.
Se utilizan términos como «oxidación, radicales libres, oxiradical y antioxidantes para describir estos procesos. pero.. ¿Qué es lo que significan?
Todas y cada una de las células en el cuerpo son una máquina biológica que se desgasta poco a poco por el trabajo de mantenerse con vida. Es un sistema imperfecto. Como todas las máquinas, las células obtienen su energía a partir del consumo (oxidación) de combustible – nutrientes y oxígeno – pero esto tiene su precio. Este proceso produce residuos peligrosos (radicales libres u oxiradicales).
Una de las tareas más rutinarias de nuestras células es la de neutralizar y eliminar estos desechos, y la sustancia clave que manejan es el Glutatión.
El glutatión es el principal antioxidante del cuerpo. Cuando se agote, los oxiradicales proliferan, haciendo estragos sin prisas pero sin pausas.
¿Cómo se forman los oxiradicales?
Si pudieras mirar dentro de una célula, verías miles de pequeñísimas reacciones químicas que utilizan el oxígeno para metabolizar los nutrientes y liberar energía. Éste es el proceso necesario de oxidación. Pero la oxidación hace subproductos nocivos: oxiradicales, o átomos inestables. Un átomo es un núcleo orbitado por electrones. Trabajando en parejas, como los niños en un subibaja, los electrones mantienen una órbita estable y equilibrada. Pero a veces durante la oxidación, un electrón desaparece de su órbita, dejando su socio desequilibrado. El electrón restante corrige espontáneamente el desequilibrio robando un electrón de un vecino, que a su vez hace lo mismo.
Imagina un parque lleno de niños saltando de subibaja a subibaja. La reacción en cadena que resulta de las moléculas alteradas puede causar un daño incalculable a las células individuales. Afortunadamente, nuestras células están equipadas con antioxidantes naturales: agentes que neutralizan los radicales libres, dándoles un electrón, un poco como un vigilante de un parque infantil asegura que cada niño tenga un socio. Este proceso de oxidación y antioxidación se produce continuamente. La oxidación no es algo malo; después de todo, proporciona la energía, y es también una primera línea de defensa contra las bacterias y los virus. Pero si nuestra dieta carece de ciertos nutrientes o vitaminas, o si nuestro cuerpo experimenta un exceso de estrés oxidativo además de una producción oxiradical aumentada, entonces las células individuales inevitablemente sufren.
Esto no es sorprendente. Después de todo, la oxidación hace que el metal se oxide, que las manzanas se pudran, y que la mantequilla se vuelva rancia. También provoca el envejecimiento natural en los seres humanos. Pero sus efectos no terminan allí. Los radicales libres pueden dañar o destruir las paredes celulares, provocar la muerte celular (apoptosis), y alterar los patrones de ADN, lo que puede conducir al cáncer. La peroxidación lipídica (una precipitada reacción oxidativa en cadena) es responsable de la descomposición de las grasas, sobre todo el colesterol «malo» (LDL-colesterol) que daña las arterias y produce los vasos sanguíneos bloqueados, la enfermedad cardíaca, y los derrames cerebrales. La lista de enfermedades causadas por la oxidación y la formación de radicales libres crece más cada día. De hecho, se ha desarrollado un campo de la medicina completamente nuevo, llamado ‘Biología de Radicales Libres;’ estudia las enfermedades y los posibles efectos dañinos del estrés oxidativo. Hoy no hay duda de que los antioxidantes ayudan a disminuir el daño celular, reducir la amenaza de la enfermedad, y disminuir los efectos perjudiciales del envejecimiento. Son muchos los factores que contribuyen al estrés oxidativo. Algunos de estos son la mala alimentación, la contaminación, las drogas, la radiación, el estrés, el trauma, las lesiones, las quemaduras, el envejecimiento, y la infección por bacterias o virus. Cada vez que tu sistema inmune se enfrenta a una amenaza, los radicales libres son liberados. Los radicales libres también se crean en grandes cantidades durante el ejercicio, al utilizar más energía y aumentarse la tasa de oxidación; y cada vez que tu cuerpo se encuentre con la fatiga, la enfermedad, la inflamación, la contaminación, las toxinas y la radiación.
El Glutatión es el natural antioxidante clave de tu cuerpo. Puedes minimizar el daño oxidativo por aumentar los niveles de GSH intracelulares, manteniéndolos elevados.
GLUTATIÓN: EL ANTIOXIDANTE MAESTRO
¿Cómo funciona el GSH con otros antioxidantes? Todos ellos tienen sus ventajas y desventajas. Nunca debes dejar de usar los suplementos establecidos, como las vitaminas C y E. Estas sustancias actúan sinérgicamente con el GSH; es decir que mejoran su eficacia mutuamente. Llamamos al GSH el antioxidante maestro, ya que repone la acción de muchos otros antioxidantes. Cuando las vitaminas C y E recogen un oxiradical, deben pasarlo al sistema GSH para quedarse libres de ir y conseguir otros. De manera similar, el GSH neutraliza el peróxido y el ácido lipoico. De hecho, todos estos antioxidantes ayudan a neutralizar el uno al otro, y el Glutatión es el centro de la antioxidación celular. Es el GSH, y no la vitamina, que en última instancia neutraliza al radical. Una molécula de GSH se encuentra con un hidroxiradical destructivo que tiene carga positiva, y le da un electrón, convirtiéndolo en agua inocua. La molécula de GSH no se ha convertido en un radical, sino que se une con otra molécula de GSH radicalizado para formar el GSSG neutro, no tóxico. Otro antioxidante sinérgico es el selenio. Los estudios muestran que es clínicamente similar al Glutatión, y que es un componente integral de la importante enzima GSH-peroxidasa. Por esta razón, el selenio se considera un reforzador del GSH..
Rerefencia: Libro Glutation, La clave para tu salud de Jimmy Gutman MD
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