Trastorno silencioso

El autismo es un síndrome anormal del desarrollo neurológico visto y reconocido cada vez más en los niños durante las dos últimas décadas del siglo XX.   La mayoría de las estimaciones sugiere que de dos a seis de cada l,OOO niños está en riesgo, y estas cifras van en ascenso.  También llamado ‘trastorno del espectro autista,’ el autismo se diagnostica relativamente temprano, generalmente antes de los tres años. Una señal inicial es la resistencia del niño a caricias y afecto, lo que puede iniciar un patrón de dificultades para establecer relaciones interpersonales. Con el tiempo, los niños autistas tienden a encerrarse en su propio mundo, y muestran un interés mínimo en la familia, los amigos y su entorno. Las habilidades de lenguaje, comunicación, contacto visual, contacto físico y relaciones nunca se desarrollan normalmente. Aparte de las dificultades sociales, los niños autistas a menudo exhiben movimientos repetitivos del cuerpo: como el balanceo, el aleteo de manos, o el chasquido de los dedos.  Los síntomas comunes incluyen la repetición de palabras o frases (ecolalia) y la dependencia de las rutinas familiares o rígidas.  Los niños autistas también pueden ser extraordinariamente preocupados con luces u objetos móviles.  Un efecto especialmente preocupante puede ser la mutilación autoinfligida u otras lesiones. 

Causas del autismo  

La causa del autismo sigue siendo desconocida. Varias teorías han llegado a ser creíbles, y la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que más de un mecanismo está trabajando. Se ha demostrado que algunas formas del autismo son hereditarias, por lo que parece haber un componente genético. Otros indicios sugieren que existen factores ambientales. La sabiduría convencional acopla estas dos teorías: una predisposición genética hacia el autismo que se desencadena por la exposición a ciertas sustancias ambientales. Parece que pueden existir diferentes formas de autismo.  Lo que queda claro es que las viejas teorías sicodinámicas que vinculan el autismo con la negligencia o conducta de los padres están equivocadas.  El autismo se asocia con varias enfermedades como la rubéola congénita (sarampión alemán), el síndrome de X Frágil, el metabolismo anormal de purina, el síndrome de William, la esclerosis tuberosa, el síndrome de Down, y otras.  Durante mucho tiempo los investigadores han buscado ‘biomarcadores’ o genes específicos que llevan al autismo, y se han identificado docenas de posibles candidatos; pero ninguno de ellos se encuentra en todos los casos. Por esta razón, el autismo es llamado un «trastorno complejo;’ lo que no significa que es complicado, sino que no es el simple resultado de una sola causa. La investigación sobre las causas del autismo ha señalado diversos factores tales como la autoinmunidad, el estado inflamatorio crónico, la exposición a teratógenos en el embarazo precoz, las infecciones virales, las anomalías de fosfolípidos, la administración de oxitocina durante el parto, y la exposición a las toxinas, especialmente al mercurio. Cualquier característica identificable del autismo ofrece a los científicos un camino posible para prevenirlo o tratarlo.  Dado que las toxinas ambientales – una circunstancia potencialmente controlable – parecen ser un factor que contribuye al desarrollo de esta enfermedad, los científicos están trabajando duro para tratar de identificar a las culpables. 

¿Mercurio / Timerosal?

En concentraciones suficientes, el metal pesado, mercurio, es una neurotoxina potente. La mayoría de los metales pesados a los cuales estamos expuestos proviene de los peces, pero otras fuentes incluyen las amalgamas de mercurio de los empastes dentales, la contaminación industrial, y algunos conservantes.  La exposición al mercurio en los adultos puede llevar a cambios reconocibles en la función nerviosa y mental.   Sus efectos en los niños recién nacidos y en los jóvenes es menos conocido.  Estudios en el Centro Nacional para Estadísticas de la Salud, del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, indican, que las concentraciones de metales pesados en un 8% de las mujeres estadounidenses en edad fértil superó el nivel de exposición recomendado por la Agencia de Protección Ambiental de los EE.UU. Posteriormente varias agencias de la defensa pública han cuestionado a la AFA (Administración de Fármacos y Alimentos), ejerciendo presión para que se pongan normas más estrictas regulando el consumo de pescado en las mujeres y los niños. El Timerosal, que consiste aproximadamente en un 50% de acetato de mercurio, es un conservante eficaz utilizado por la industria farmacéutica para una gama de productos desde soluciones de lentes de contacto, hasta las inmunizaciones. Comenzando en 1988 y terminando en 2002, los niños estadounidenses fueron rutinariamente expuestos al timerosal durante sus primeros seis meses de vida, e incluso antes.  Los niños no nacidos (en el útero) de las madres Rh negativas se exponían cuando sus madres recibían su inyección ‘Rho’G.Alvl,’ La vacuna contra la influenza fue otra fuente potencial de exposición al mercurio.  Las inmunizaciones rutinarias, que incluían la vacuna MMR (contra sarampión,paperas y rubéola), también contenían timerosal.  La mayoría de los gobiernos estatales están eliminando el timerosal de las vacunas, y muchos otros estados parecen dispuestos a prohibir este conservante completamente. Esta cuestión sigue siendo objeto de acalorado debate: ¿El timerosol causa el autismo? ¿O no lo causa? Las personas que piensan que sí, señalan los estudios epidemiológicos (estadísticas de la población) que muestran un mayor uso de las vacunas en los Estados Unidos acompañado por un aumento en las tasas del autismo. Los opositores creen que el aumento de las cifras se debe a que el autismo ahora se diagnostica con mayor eficacia. Mientras el debate continúe, y mientras no exista ninguna respuesta clara, el enfoque conservador sugiere que se debe evitar cualquier sustancia con resultados potencialmente devastadores. Esto no significa que debemos evitar las inmunizaciones, sino que debemos evitar los conservantes a base de mercurio que puedan contener. 

El Glutatión y el Autismo 

El primer artículo fácil de localizar sobre el glutatión y el autismo fue publicado más de un cuarto de siglo atrás en Francia. Un equipo de París trató de identificar los diversos escenarios en que ocurre el autismo, y quizá fueron los primeros en descubrir que la actividad del glutatión fue menor en este grupo de pacientes. A excepción de algunos casos raros, también de origen francés, el vínculo entre el glutatión y el autismo no se observó en otros centros importantes.  El trabajo fue continuado en Turquía en los albores del siglo XX por dos grupos, uno compuesto de siquiatras infantiles y el otro de bioquímicos. Ambos demostraron una disminución estadísticamente significativa en la actividad del glutatión en los niños autistas en comparación con los controles sanos. Propusieron que el estrés oxidativo estaba actuando, causando daño neurológico. Mientras tanto, los científicos norteamericanos estaban trabajando duro en búsqueda de una «causa» (etiología) para el autismo, pero la evidencia, cada vez mayor, demostraba que tal hallazgo era improbable. En 2003 Eigsti y Shapiro de la Universidad de Columbia (NY) miraron todos los trabajos en marcha, examinando las diferencias genéticas, bioquímicas y anatómicas descritas sobre esta enfermedad, y afirmaron rotundamente que «el autismo es un trastorno heterogéneo, y puede tener múltiples etiologías posibles:” Parecía que algunas respuestas podrían emerger al encontrar algunas vías comunes a las diferentes circunstancias, y quizás intervenir en estos eventos. Los investigadores trataron de intervenir a través de cambios en la dieta, eliminando las causas potenciales como el gluten y la caseína, con algunos resultados prometedores. Algunos equipos se centraron en las toxinas del medio ambiente, mientras que otros miraban a los alérgenos como posibles culpables. Recientemente, un equipo de investigación dirigido por Jill James en la Universidad de Arkansas, ha comenzado el montaje de las diferentes piezas de este rompecabezas. Dado que estudios previos indicaron una mayor carga de estrés oxidativo en los niños autistas, e implicaron la toxicidad del mercurio en el desarrollo de esta enfermedad, le parecía posible que el glutatión jugara un papel más importante de lo que se pensaba anteriormente. Surgió la idea de que muchos niños autistas carecían de la capacidad de protegerse de los metales pesados neurotóxicos. Este equipo de Arkansas demostró una importante deficiencia de glutatión llegando hasta un máximo de cuatro de cada cinco casos.  También se observó que varios genes normalmente asociados con el metabolismo normal del glutatión eran a menudo defectuosos en niños autistas. Los investigadores dieron un paso más adelante, y trataron de hacer frente a esta deficiencia con la administración de suplementos dietéticos, con un éxito razonable. Janet Kern y sus colaboradores de la Universidad del Centro Médico del Suroeste de Tejas estaban interesados en el uso de un suplemento dietético para aumentar el glutatión. Se inició un estudio piloto usando el aislado de proteína de suero bioactivo Immunocal con los niños autistas para asegurar su tolerabilidad, ya que muchos de estos niños parecen ser muy sensibles a una amplia variedad de alimentos. El aislado bioactivo fue bien tolerado, y aunque no era estadísticamente relevante debido al pequeño número de pacientes, se observó una clara tendencia de mejoría de los parámetros de comportamiento. Un estudio mucho más grande está en marcha al momento de escribir este capítulo, con muchos investigadores esperando ansiosamente los resultados. Aunque es temprano para considerar el incremento de glutatión como un tratamiento aceptado, muchos médicos anticipan que la investigación adicional en esta dirección dará fruto. Anecdóticamente, algunos médicos han relatado casos de éxito. A la Dra. Elizaberh Mumper, Profesora Asociada de Pediatría Clínica en la Universidad de Virginia, se le ha citado diciendo que muchos de sus pacientes han mostrado una mejoría marcada al usar este enfoque. Otros estudios utilizando glutatión intravenoso están en curso. 

El autismo es una enfermedad multifactorial que implica una combinación de la genética y los factores ambientales desencadenantes. No es probable que una sola “causa» para el autismo se encuentre, pero un problema notable identificado es una deficiencia en la actividad normal del glutatión.  Los primeros ensayos sugieren que la elevación del glutatión tiene potencial; actualmente se están explorando esfuerzos de investigación para establecer esta estrategia. 

 Fuente:  Libro Glutatión, La clave para tu salud.    Jimmy Gutman MD. 

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Un comentario

  1. Un post muy interesante. Gracias por la información. Un cordial saludo.

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